No puedo por menos de replicar en este espacio la noticia que el COP (Colegio Oficial de Psicólogos)que ha publicado hoy en su boletín de noticias.
Las experiencias
estresantes repercuten negativamente en la salud de los niños. Así
lo afirma un estudio llevado a cabo por investigadores de la
Universidad de Florida (EE.UU.).
Para realizar el
estudio, se analizaron los datos de la Encuesta Nacional de Salud en
la Infancia (National Survey for Child Health) llevada a cabo
en EE.UU., que recogía información de 96.000 niños relativa al
número y tipo de experiencias adversas a las cuales se habían
enfrentado, tales como el divorcio de los padres, las dificultades
económicas, la violencia doméstica o la exposición a al abuso de
drogas, entre otras.
A la luz de los datos obtenidos, el estudio concluía
que los niños que habían experimentado tres o más sucesos
estresantes, eran seis veces más propensos a tener un
trastorno mental, físico o del aprendizaje que aquellos que no
habían pasado por ninguna experiencia traumática.
Según refiere la
coordinadora de esta investigación, Melissa Bright, el estrés
crónico generado por la exposición continua a acontecimientos
adversos puede desencadenar cambios en los sistemas neuroendocrino e
inmunológico del niño, lo que generaría una mala regulación de la
respuesta al estrés y a una baja capacidad para hacer frente a la
enfermedad.
Tal y como señala
Bright, los resultados de este estudio son preliminares, sin embargo,
dejan patente la importancia de realizar una intervención temprana
en los niños que se encuentran expuestos de forma continua a
experiencias estresantes, a fin de reducir su impacto y minimizar los
riesgos de padecer un problema de salud a corto plazo.
Por otro lado la relación entre el maltrato sufrido en la infancia y el consumo de alcohol en la adolescencia, según ha investigado la Universidad Miguel Hernández sigue poniendo el foco de atención en la necesidad de realizar programas de prevención.
En estos momentos que tanto se está hablando de abrir los comedores escolares para poder alimentar a los niños que en verano no pueden hacerlo debido a la situación económica de muchas familias, me parece que va siendo hora de atender a la infancia en todas sus dimensiones (fisiológicas, emocionales, cogntivas y sociales) y no se puede hacer excluyendo a las familias que son las principales cuidadoras y responsables de sus hijos.
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